jueves, 25 de septiembre de 2014

Notas de una noche fria

No es por ser melancólico, o por arrepentirme de mis actos, pero hay hechos de mi pasado que me dan vergüenza. Supongo que como a todos. Aclaro, no me arrepiento de nada de mi pasado, solo me avergüenzo de mi mismo y las decisiones que tome. Como por ejemplo, una vez, la chica que me gustaba, una chica con un pelo castaño claro, una sonrisa que hasta el día de hoy recuerdo con afecto, me pregunto si gustaba de ella… me avergüenzo de haber tomado la decisión de haberle dicho que no. Fue timidez en su momento, vergüenza, estupidez. Hasta el día de hoy me pregunto que hubiese pasado si hubiese dicho que si. Las decisiones a uno lo alteran, y, quiera o no, el haber respondido que “no” en esa situación, me hicieron ser quien soy ahora. Eso no descarta que admire a mis yo del pasado por cosas que ahora no puedo hacer. Admiro a mi yo de los quince años, un tipo seguro de si mismo, con sueños y ambiciones bien marcadas y encaminadas, que hablaba con millones de personas, era carismático y siempre asistía al evento que se lo invite, a tal punto de poder concurrir a dos circunstancias que ocurrían casi al unísono.
Llega un punto de la vida, en el que esta bueno mirar para atrás, y anotarlo, para reflexionar. Antes escribía seguido historias de todo tipo, me hacían sentir bien. Hoy en día, el escribir me cuesta mucho. Sufro mucho las páginas en blanco. Antes no sabía el significado de la palabra “soledad”, hoy le encuentro varios sentidos. Tantas cosas varían de un año a otro, o de día a día. La música que escuche, siempre se fue modificando. Hoy me gustaría encontrar a todos mis yo anteriores parados juntos en una habitación y preguntarles tantas cosas, responderme tantas otras. Mirarme a los ojos, y así saber para donde ir. En esta época me encuentro apoyado en un pequeño grupo de gente en el que confío a pleno, pero se que el día de mañana puede verse modificado. Esas cosas no tienen por que afectarnos ahora, ya van a ocurrir, y en su debido momento eso me va a modificar.
No escribo esto para ser una historia, o un cuento, solo para tener un pequeño rastro de mi escrito, y así, en algún momento leerlo. Se que si lo voy a tener guardado en mi computadora, nunca lo voy a leer. Que si lo dejo tirado, nunca va a aparecer. Se que lo tengo que dejar en un lugar donde se pueda ver. Para así, algún día leerlo y decir… “Pucha che… mira donde estaba…”
Hoy lo necesito. Y se que cualquier persona eso le puede hacer bien. El replantearse las cosas nunca esta de más…

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