Me
encontraba maniatado en una silla, en algún sótano húmedo. La luz estaba
prendida, una pequeña lámpara en el medio de la habitación. Amontonadas cajas y
cajas de cosas que no lograba reconocer. Una escalera de madera antigua, por la
cual empezó a bajar una persona. El rechinido más tétrico que había escuchado
en mi vida. Por alguna razón me dolía mucho la cara, supuse que fue porque me
golpearon antes de ubicarme acá. No sé porque me habían hecho esto, yo no había
hecho nada, era una persona buena en mi vida, nunca le hice mal a nadie. Empecé
a recordar a mi familia, mis amigos, no recuerdo haberle hecho mal a ninguno de
ellos.
-¿¡Qué
hago acá?! ¡¿Qué hice para merecer esto?!
-Nada…
-Respondió.
“¿¡Qué?!
¿No hice nada? ¿Y por qué me tenía acá? ¿Por qué yo?”
-Solo…
que no me caes bien. –dijo, con una sonrisa siniestra.
Mi
cara de terror era irreconocible, y él parecía disfrutarla.
-¿Alguna
vez, en una parque, en tu niñez mataste hormiguitas? Yo sí, y sé que cualquiera
lo hizo, tal vez por inocencia, tal vez por diversión… Yo lo hice por la
segunda opción, y ahora te hago esto a vos por el mismo motivo.
-¿Y
por qué yo? Podrías haber elegido a cualquier persona… yo no le hice mal a
nadie, siempre trato de ser bueno con todos…
-Tal
vez sea ese el motivo de que seas a quien se lo hago, sos demasiado bueno con
todos… algo malo tenes que tener, algo malo ocultas.
Su
forma de hablar era tan seria, estaba absolutamente decidido a hacer cualquier
cosa. Sonreía a cada paso que daba, a cada palabra se le escapaba una mueca de diversión.
-¿Por
qué me haces esto? ¡¿Por qué lo disfrutas?! –Casi llorando, no podía contener
la frustración.
-Es
que si vas a cargar con el remordimiento de una muerte por el resto de tu vida…
por lo menos hay que disfrutar el momento, ¿No?... Va, digo… Tal vez no sea lo
adecuado, pero ¿Quién decide eso? Creo que me voy a divertir mucho con vos… -Se
le escapo una risa al final.
-¡Estás
enfermo!
-No
estoy enfermo, soy como vos… pero yo decidí soltar lo que vos no pudiste. Mi
ser interior, mi maniático interior.
-¡Yo
no soy como vos! –Trate de gritar tan fuerte como pude, tal vez alguien pudiera
escucharme.
-¡Sh!
Nadie te va a escuchar, estamos en un lugar al que nadie viene hace muchos años.
¿No lo reconoces? –Me miro a los ojos y se alejo a recorrer el lugar, con los
dedos tocaba las paredes mientras daba una pequeña vuelta en su propio eje.
-Es…
mi teatro… donde hice teatro cuando era chico… pero, esta vació, no queda nada
de esa época…
-Exactamente.
También hice teatro acá. Y al igual que este lugar, yo también estoy vació a comparación
de esos años. ¿Y sabes que es lo más divertido? Que yo soy fruto de esos
recuerdos… -Ahora miraba de forma intensa a lo que sería el “escenario”, sin
importar darme la espalda.
-¿A
qué te referís? –Estaba asustado.
-¿Todavía
no te das cuenta? ¿Todavía no comprendes?
El
lugar comenzó a prenderse fuego, unos cables pelados habían hecho contacto con
un aceite que “accidentalmente” había quedado en el piso. Todo el lugar, un
teatro gigante, empezó a arder en llamas. Salí caminando del lugar, renovado…
mientras que el fuego a mi espalda, quemaba lo que quedaba de mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario